Maite Zumelzú . Eligió compartir con otro medio su lucha por ser mamá: la actriz buscó un bebé durante 15 años y hace cuatro meses recibió la noticia que deseó durante tanto tiempo. “Fue un milagro de Dios”, sostiene en una entrevista tan íntima como emotiva quien está embarazada de cuatro meses.

Maite está en pareja hace 20 años con Daniel Stigliano, con quien además tiene una productora audiovisual -Ganas de hacer ficción- y hace más de una década que sueña con agrandar su familia. “Por mi profesión, y distintos proyectos que nos iban surgiendo, siempre lo posponíamos y decíamos ‘el año que viene’”, recuerda quien tenía 30 años cuando un atraso en su período le despertó las ganas de ser mamá. Y a él de ser papá, claro. “Cuando me hice el test y dio negativo fue un mar de lágrimas”, cuenta la actriz que luego de una charla con su pareja decidió emprender la búsqueda de manera natural.

Después de un año sin novedades, el médico le dio hormonas y siguió intentando. En paralelo, continuó trabajando. Pasaron los años, y las ganas cada vez se intensificaban más. Recorrieron distintos centros médicos en los que la actriz realizó tratamientos que no tuvieron efecto. Además de la angustia que tenían Maite y Daniel, se le sumaba la presión involuntaria de sus seres queridos que deseaban tanto como ellos que la pareja tuviera un hijo.

“Nosotros ya no contábamos cuando estábamos en la búsqueda porque te preguntaban todo el tiempo. Quizás lo comunicábamos recién cuando ya había pasado y no había tenido buenos resultados”, destaca quien en 2017 ganó el Martín Fierro como mejor actriz de reparto por su papel de Villana en Por Amarte así, la ficción que protagonizaron Gabriel Corrado y Catherine Fulop en Telefe.

En los 15 años de búsqueda, las adversidades pusieron a prueba a la pareja más de una vez. Maite cuenta que con Daniel “pasaron de todo”. Incluso hubo dos situaciones a las que ella llama separaciones, pero que en verdad fueron crisis. “Una fue de un mes y medio y otra de dos meses”. Sin embargo, nunca dudaron de su amor, simplemente la vida les había puesto algunos obstáculos que lograron superar.

“Fue un proceso muy largo”, asegura Zumelzú, que pasó por distintos tratamientos, inseminaciones, hormonas, inyecciones, “hormonas más heavys” -”he llegado a tomar siete diferentes en un mismo día”, y se fue aferrando cada vez más a la fe y en Dios. “Todo lo que te puedas imaginar”, dice quien terminó “entrando en un terreno más espiritual”.

En el medio pidió la asistencia psicológica de un profesional para no bajar los brazos y seguir con la búsqueda activa. También hubo algún tiempo en que los médicos le sugirieran que su cuerpo descansara de tanta medicación. Pero sabían que luego volverían a intentarlo. De ninguna manera se resignarían a la posibilidad de tener un hijo.