El jurado de Masterchef no tuvo piedad con el plato del Mono de Kapanga: “Es una falta de respeto”. El trío de chefs fue implacable con la preparación del cantante. El más enojado fue Germán Martitegui, que criticó con dureza la salchicha parrillera con guarnición. “No como vegetales”, fue la defensa del músico, quien prometió cambiar.

El Mono de Kapanga, una de las revelaciones de la primera emisión, eligió un paquete de cerdo, imaginando un solomillo. Cuando lo abrió, se encontró con una salchicha parrillera. Y allí empezaron sus problemas.

El Mono empezó con la preparación de la salchicha a la plancha, salteada con cebolla ajo y morrón, con un puré de calabaza como guarnición y un séptimo elemento que resultó ser un paquete de tomate secos. La habitual recorrida del jurado permitió anticipar lo sucedido. “¿Cómo lo vas a emplatar?”, le preguntó Damián Betular, otro de los integrantes del jurado,al ver la salchicha desparramada por la sartén. “No tengo idea”, admitió el músico. El chef le dio una sugerencia estética, y el Mono admitió la falla: “Lo estético no lo tengo tanto”.

Pero allí no terminarían las sorpresas para el músico. Para agregarle dificultad a la prueba, el conductor Santiago Del Moro anunció una nueva pasada de alimentos por la cinta transportadora. Los participantes debían elegir a ciegas un producto al azar, envuelto en una bolsa de papel madera. Al Mono, que no estaba en su día, le tocó una naranja. Si ya venía en problemas con los ingredientes iniciales, el sabor cítrico de la fruta no lo iba a ayudar.

“¿La naranja, cómo iría?”, preguntó Betular, el primero en animarse a probar el manjar y sugirió exprimirla sobre la preparación. “A gusto personal”, contestó el participante. Los otros jurados, en especial el implacable Germán Martitegui, no daban crédito a lo que veían. El primer duelo de miradas fue lapidario: la ilusión del Mono chocó con la mueca de desaprobación de Betular.

A continuación le tocó a Martitegui, quien fue aún más elocuente que su colega. “¿Vos probaste esto?”, lo interrogó a modo de reto. “Lo probé y no me gustó”, reconoció el cantante. Donato de Santis no se quedó atrás en la reprobación, con una pregunta que cortó el clima del piso. “Mono, ¿vos tenés ganas de seguir adelante en esta competición?”. “Claro que sí”, fue la respuesta. “Cuando estás ahí adelante te sentís intimidado, no es joda”, amplió.

A la hora de las palabras, el cantante recuperó el humor que lo caracteriza. “No es mi intención faltar el respeto a nadie, y menos con la comida, porque podés mandar a alguno al bombo si hacés mal alguna comida”, reconoció. Para aflojar las tensiones, y promover un cambio de actitud, le regaló a todos sus seguidores la cata de un tomate cherry en vivo. “Le falta sal”, juzgó, con la misma cara de desagrado que había visto en los jurados un rato antes.